martes, 3 de enero de 2012

Hacia una integración en Psicología

La psicología y en general el pensamiento occidental ha tendido a fragmentarse. En apariencia puede haber unión, pero si observamos bien hay muchas corrientes que chocan entre sí. Las ciencias empíricas han opacado a las ciencias de la experiencia, en el conocimiento en general. En psicología existen múltiples voces que afirman dar solución a los problemas de las personas. Unos apelan al inconsciente reprimido, al inconsciente colectivo, u otras formas de inconsciente. Otros apuntan a los afectos y emociones. Otros pueden apuntar a las conductas y las respuestas ante el ambiente. O a la biología, el cerebro, la desregulación endocrina. Otros a las ideas que cada uno tenga que pueden ser erróneas o disfuncionales. No nos olvidemos de la familia, la comunicación. O también de la búsqueda de sentido existencial, la experimentación, los estados de conciencia y el darse cuenta.
Cuando hablamos de psicología solemos hablar de un conocimiento fragmentado, donde surgen miles de corrientes contradictorias unas con otras. Es curioso que una ciencia que busca personas más integras sea tan fragmentada. Y más curioso aún es considerar que las investigaciones muchas veces hablan del “empate terapéutico”, es decir, que cada corriente da resultados similares al ser comparadas.
Pero han surgido modelos que buscan ordenar este conocimiento disperso de diferentes formas. Modelos que buscan recoger el conocimiento disperso y ordenarlo. Modelos que nos invitan a mirar más allá, a considerar varios puntos de vista al mirar al paciente, para poder tener una imagen más completa del mismo. No me quedaré solo con sus ideas, también debo ver sus ritmos biológicos, ver su familia, ver su entorno. También considerar su maduración, sus formas de mirar, de auto-organizarse, de quererse a si mismo, de darle sentido a la vida. ¿Por qué partir reduciendo desde el principio?.

Revisa mi página web: www.gabrielsoler.cl